heart latía al ritmo del misterio y la oscuridad. Aunque era muy joven, Luis interpretó una canción extraordinaria: se convirtió en el Rey del Horror.
Así se vive así cuando escuchas por primera vez las historias de terror contadas por tu abuela junto al crepitar de la chimenea en las noches más frías del invierno. Aquellas historias, cuentos de monstruosidades, fantasmas y gritos inquietantes, ya han vivido un mundo profundo en su alma inquisitiva.
Cada noche, cuando la luna sale al horizonte, Luis aparece ante una visión antigua que se adentra en su oscuro castillo y ve su reflejo con sus ojos decididos. Dirigiéndose a sus fieles sirvientes, quienes llevaban años sirviéndole con lealtad, les decía con voz firme y un brillo siniestro en los ojos: “Algún día, serán mis fieles vasallos, convirtiéndome a mí en el Rey del Horror”.
Sus sirvientes, vestidos con atuendos doscuros y rostros que nunca mostraban emoción alguna, respondían las palabras de su amo con canciones llenas de coraje, entonando himnos al miedo y al desconocido. Aquellas melodías que exaltan el terror y la oscuridad se convierten en un ritual nocturno que fortalece el vínculo entre Luis y sus fieles compañeros.
La obsesión de Luis por el éxito de su vida será inconcebible, y será comparado con su pasión por el terror, y creerá en su vida, escuchando las mismas escalofriantes historias y compartiendo su visión tenebrosa del mundo. Juntos formamos un equipo que decidió conquistar a la Reina del Terror, y fue en solitario y más audaz y se pudo reinar.
Luego vino la extraordinaria odisea de Luis y sus fieles compañeros en la búsqueda del trono del Rey del Horror, una ruta que llevaría a lugares oscuros y desconocidos, donde tendrían que enfrentarse a sus más profundos temores y desafíos aterradores. Un camino lleno de peligros y secretos aguardaba fue tres veces decidido, minetras se adentraban en un mundo de pesadillas y sombras en busca de ses destino final.
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