Mes del Orgullo LGBTQ+: Celebrando la inclusión, diversidad y el amor propio sin etiquetas

Mes del Orgullo LGBTQ+: celebración de la diversidad y la inclusión que impulsa el amor propio y la libertad auténtica sin juicios

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Junio ya no brilla como antes.

Hace unos años, el mes del Orgullo se sentía como una chispa que nos encendía por dentro. Las calles se llenaban de color, de risas sinceras, de cuerpos que se abrazaban sin miedo y sin permiso ajeno. Hoy, esa luz parece más tenue. No porque se haya apagado del todo, sino porque el mundo la está cubriendo con polvo: ese mismo polvo viejo que intenta repetir los errores que juramos no volver a cometer.

Vivimos en un tiempo en el que todo cambia, pero no siempre hacia adelante. Retrocedemos, una y otra vez, en derechos, en empatía, en humanidad. Y, sin embargo, aquí seguimos. Resistiendo. Celebrando. Agradeciendo.

Este junio, nosotras no queríamos venderte nada. Queríamos regalarte un gesto, un pensamiento, una pieza del alma.

Queríamos rendir homenaje al Orgullo, no como una fecha de calendario ni como una excusa para llenar escaparates de arcoíris, sino como un recordatorio íntimo y colectivo de que ser uno mismo no debería ser un acto de valentía, sino de libertad. Que no haga falta pedir permiso para amar, para vestir, para hablar, para existir.

Que no te midan por el tono de tu piel, por la forma de tu nariz, por la textura de tu cabello ni por la talla que usas. Que no se te juzgue por lo que eres ni por lo que eliges mostrar del alma.

Este mes nos recuerda algo que debería ser permanente: estar orgullosos de nuestra esencia, incluso cuando el mundo se obstina en querer apagarla. Porque cada identidad, cada historia, cada gesto de ternura también es una forma de revolución.

Y entre nuestras manos, nació algo pequeño pero simbólico. No para venderlo. Para compartirlo. Para que quien lo lleve, sepa que no está solo. Que alguien pensó en ellos con respeto, con cariño, con la intención pura de decir: te veo, te celebro, te respeto.

Creamos con nuestras propias manos una pequeña joya: unos pendientes que no buscan llamar la atención, sino acompañar. Que no imponen moda, sino que reflejan humanidad. Cada color, cada trazo, fue puesto con la esperanza de que quien los use sienta que, al menos en ese momento, alguien apostó por un mundo más amable.

No es solo un accesorio. Es un abrazo en forma de luz.
Es el eco de un grito que dice: “Eres válido. Eres amor. Eres arte”.

Este mes del Orgullo no queremos aplausos. Queremos conexión. Queremos que si alguna vez te sentiste fuera de lugar, sepas que este espacio también es tuyo. Que la diversidad no necesita permiso. Que el respeto no se negocia.

Celebramos el amor sin etiquetas. La identidad sin censura. La vida sin miedo.

A veces, cuando cae la noche y todo se queda en silencio, una se pregunta si de verdad vale la pena seguir mostrando el corazón en un mundo que insiste en endurecerse. Pero luego recordamos lo esencial: no estamos solas. Hay miradas que se cruzan en la calle, sonrisas compartidas sin palabras, abrazos que curan viejas heridas, y actos pequeños —aparentemente invisibles— que reconstruyen pedacito a pedacito el tejido de la esperanza.

Porque la lucha no siempre es un grito. A veces, es un susurro persistente.
Una madre que decide amar sin condiciones.
Un joven que por fin se atreve a mirarse al espejo con ternura.
Una pareja que camina de la mano sin importar las miradas ajenas.
Una niña que no pide permiso para soñar con ser quien es.

Y también somos nosotras, en este rincón del mundo, dejando que nuestras manos cuenten historias en formas, colores y texturas. Dejando que un pendiente, una ilustración o una palabra escrita con amor, sea una manera de decir “aquí estamos”, sin ruido, pero con raíz.

La belleza del Orgullo no está en lo que se ve, sino en lo que se sostiene. En todo lo que hemos sobrevivido. En lo que aún somos capaces de imaginar, incluso cuando el camino se vuelve cuesta arriba.

Este mes, no queríamos que el arcoíris fuera solo un adorno.
Queríamos que volviera a ser un símbolo.
Un pacto silencioso entre almas que han decidido caminar con la cabeza en alto, aunque les hayan enseñado a agacharla.

Por eso, lo que compartimos contigo no es una moda. Es una declaración.
Es una pieza creada con respeto, con historias detrás, con manos reales que conocen lo que es buscar un lugar en el mundo.
Es un homenaje a cada persona que alguna vez sintió que no pertenecía, y que aún así, eligió quedarse.

Y si en este junio decides llevar con orgullo un símbolo, que sea porque sientes que también llevas dentro la voz de todos los que vinieron antes. Los que abrieron camino, los que lo siguen limpiando, los que vendrán con nuevas formas de amar y ser.

Que el amor siga siendo nuestra forma de resistencia.
Que el arte siga siendo lenguaje.
Que la ternura no pase de moda.

Y si alguna vez te sientes lejos de ti, vuelve a este espacio. Aquí la puerta está siempre abierta.

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ENTREVISTA: “Orgullo sin permiso” — Conversaciones con Yesica y Angélica


Ahora… ¿qué tal si tomamos un momento para charlar de este mes?
Junio no es solo una página más en el calendario. Para muchas personas, es una mezcla de emoción, memoria, lucha y esperanza. Un tiempo para alzar la voz sin miedo, para abrazar lo que somos con verdad. Para Yesica y Angélica, dos hermanas que han transformado el dolor en arte y el rechazo en fuerza, este mes tiene un significado especial. Hoy, abrimos el corazón a una conversación íntima sobre el Orgullo, la identidad y el poder de resistir con amor.

Entrevistadora:
Este mes celebramos el Orgullo, pero para muchas personas no se trata solo de fiesta, sino de memoria, resistencia y amor propio. Ustedes han hablado desde un lugar muy auténtico sobre su experiencia. ¿Qué significa para ustedes el mes del Orgullo?

Yesica:
Para mí, el Orgullo es un abrazo que no llegó a tiempo… pero que igual aprendimos a darnos nosotras mismas. Es un recordatorio de que existimos con dignidad, incluso cuando se nos enseñó lo contrario. No se trata solo de diversidad sexual o de género —aunque es parte esencial—, también es sobre identidad, sobre sentir que tienes derecho a ocupar espacio siendo tú, sin pedir perdón.
Junio me emociona porque durante años me sentí ajena, como si no hubiera un lugar para mí en ninguna parte. Pero este mes me recuerda que somos muchas las que hemos sentido eso… y que aún así estamos aquí, celebrando, creando, amando.

Angélica:
Para mí, el Orgullo es libertad. Pero no esa que te regalan, sino la que te arrancas con las uñas. Es mirar atrás y decir: “sobrevivimos”, y al mismo tiempo mirar hacia adelante y decir: “merecemos más”.
El Orgullo es esa luz que se cuela incluso en las historias más oscuras. No importa si vienes de una familia que nunca te entendió, si creciste en un barrio donde ser diferente era peligroso, si tu piel o tu voz han sido juzgadas… este mes es para decir: aquí estoy. Y valgo.

Entrevistadora:
¿Y cómo se sienten con respecto a las personas que celebran el Orgullo con alegría, con color, con libertad?

Yesica:
Yo las celebro. De verdad. Porque sé que detrás de esa alegría hay muchas heridas sanadas con amor, mucha historia de lucha que no siempre se ve. Cuando veo a alguien celebrando su identidad sin miedo, me llena el pecho. Es como si gritara también por mí, por todas las que no pudimos hacerlo antes.
A veces me acerco a esas personas con respeto, con admiración. Las siento hermanas, aunque no las conozca. Porque compartimos algo invisible pero muy real: el deseo de vivir sin permiso.

Angélica:
Me emociona muchísimo. Las veo bailar, marchar, cantar, vestirse con lo que quieren… y es una poesía viva. Me siento profundamente conectada con esa energía. Porque aunque nosotras llegamos por caminos distintos, el destino es el mismo: la libertad de ser una misma, sin disfraces.
La gente a veces piensa que el Orgullo es solo para quienes tienen una identidad definida dentro del colectivo LGBTQ+, pero yo creo que también incluye a todas las personas que han sido obligadas a esconder quiénes son, a minimizarse, a silenciar su expresión.
Yo no marcho por tendencia. Marcho por todas las veces que nos negaron el amor. Marcho por las veces que se burlaron de nuestra voz, nuestro cabello, nuestra piel, nuestras decisiones. Porque también merecemos ser parte de esa alegría.

Entrevistadora:
Y desde ese lugar, ¿cómo expresan ustedes su apoyo a la comunidad LGBTQ+?

Angélica:
Nuestro apoyo es desde el arte, desde la palabra, desde la creación consciente. Hacemos piezas que nacen del amor, que no imitan modas, sino que celebran realidades.
Cuando creamos pendientes, ilustraciones, textos… pensamos en todes les que se han sentido invisibles. En quienes fueron ridiculizados por amar, por ser auténticos, por salirse del molde. Apoyamos desde la ternura, desde lo cotidiano, desde el mensaje de “yo también te veo, yo también lucho contigo”.

Yesica:
Y también apoyamos compartiendo historias. Escuchando. Dando espacio a las voces que han sido calladas. No nos interesa hablar “por” nadie, sino “con” todas las personas que viven con valentía.
El Orgullo no es algo que se use un mes y luego se guarde. Es una forma de vivir. De amar sin condiciones. Y si podemos contribuir con una palabra, una pieza de arte, una conversación honesta… entonces lo vamos a hacer. Porque así como nosotras necesitábamos una voz que nos abrazara, queremos ser eso para alguien más.

Entrevistadora:
¿Qué mensaje les dejarían a quienes aún no se atreven a mostrarse tal como son?

Yesica:
Que no hay nada más poderoso que la verdad de tu ser. Incluso si tiemblas, incluso si dudas. No tienes que ser perfecta para ser libre. No necesitas permiso para sentir orgullo.
Y si el mundo te dice que no hay espacio para ti… créalo tú. Y si te sientes sola, recuerda que hay otras como tú, respirando al mismo ritmo. Estamos más conectadas de lo que creemos.

Angélica:
No estás rota. Estás viva. Y eso ya es una revolución.
No te conformes con existir en silencio. Mereces una vida en voz alta. Con tus colores, tus errores, tus aciertos, tu historia completa.
Nosotras también estuvimos ahí. Y aquí estamos hoy, diciendo con todo el cuerpo: sí, merecemos ser amadas. Y libres. Y celebradas.

Junio, más que un mes en el calendario, es un recordatorio vivo de que el orgullo no se limita a una fecha, ni a un desfile, ni a un color en una bandera. Es la celebración diaria de la valentía de ser auténticos en un mundo que muchas veces nos quiere uniformar y silenciar. Es la reafirmación de que todas las voces, todas las identidades, todos los cuerpos merecen un lugar de respeto y amor.

Yesica y Angélica nos enseñan que el orgullo nace de las heridas transformadas en fuerza, del amor propio cultivado en medio de la exclusión, y de la esperanza que se sostiene con cada pequeño acto de valentía. Nos invitan a abrazar nuestra diversidad, a construir comunidad desde la ternura y a caminar juntos hacia un mundo donde la libertad no sea un privilegio, sino un derecho inalienable.

Que este mes de Orgullo sea, entonces, una oportunidad para mirar hacia adentro y hacia afuera, para reconocernos en nuestra humanidad compartida y para celebrar la belleza irrepetible de ser quienes somos, sin pedir permiso.

Y así cerramos el tema de hoy en Lo veo, lo escribo, lo ilustro.

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Gracias por estar aquí, por leer, por ver y por acompañarnos en este espacio donde las ideas toman forma y se convierten en palabras e imágenes.

Nos vemos… y recuerda: lo que ves, también puedes escribirlo… y si lo escribes, puedes ilustrarlo.

¡Hasta la próxima!

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