

Dos autoras comparten su semana creativa entre costuras, ilustraciones y sueños que aún parecen lejanos. Inspirado en su video de YouTube.
Hay semanas que llegan sin aviso. Semanas que no parecen gran cosa desde afuera, pero por dentro son un torbellino de cosas pequeñas que se amontonan. Cosas que, si no se anotan, se olvidan. Pero si se escriben, cobran sentido. Esta fue una de esas.
No pasó algo enorme. No terminamos un libro. No lanzamos una colección. No nos invitaron a ningún evento importante. Pero vivimos. Caminamos. Cosemos. Tuvimos ideas. Tuvimos caos. Tuvimos sed. Tuvimos cansancio. Y entre todo eso, seguimos creando.
Hubo días en que el café no apareció, la alergia se metió sin permiso, y el calor parecía burlarse de nosotras. Pero aún así nos vestimos con lo que habíamos hecho con nuestras manos, con telas que creímos olvidadas, con ilustraciones que Angelica había dibujado hace tiempo, y que ahora se estampaban como quien dice “estoy aquí, sigo viva”.
Algunas piezas no llegaron nunca a la tienda porque no conseguimos más tela. A veces pasa eso. Se hace algo lindo, pero el material desaparece del mercado y el producto nunca sale. Pero nosotras lo usamos igual. Porque la creación no siempre necesita ser vendida para valer.
Nos pusimos esos conjuntos y salimos. Caminamos por la ciudad, no con un plan, sino con ganas. Buscábamos café, terminamos con jugo. Queríamos inspiración, encontramos risas. La ciudad nos miraba. Y nosotras también. Y aunque el calor nos tenía de mal humor, algo en nosotras se sentía bien.
Publicamos una entrada en el blog, trabajamos en otra, Angelica terminó una miniatura, yo tejí un título que aún no me convence. Empezamos a hablar de nuestras entradas como si fueran episodios de algo que aún no entendemos bien, pero que ya existe. Hicimos contenido, sí. Pero también hicimos pausas.
Porque no todo es publicar. A veces también hay que parar. Respirar. Irse a buscar ramen y no encontrarla. Reírse igual. Recordar que las pequeñas frustraciones también cuentan como parte del camino creativo. Que a veces el simple hecho de no rendirse ya es avanzar.
Lidiamos con cosas que no se ven. El cansancio físico. El estrés que da cuando algo no carga bien. La ansiedad de tener muchas ideas y poco tiempo. La frustración de que el armario no coopera justo el día que hay entrevista. Los errores en la caja registradora, los momentos donde sentimos que todo nos sale al revés.
Pero también hubo momentos de calma. De organización. De cortar tela y ver que la costura se alinea. De probarse una prenda frente al espejo y decir “sí, esto está bien”. De reírse por cosas tontas. De hacer memoria sobre los cinco años en YouTube. De emocionarnos por una carta de puntos que nos daba $25 para gastar. De celebrar que, aunque las gatas se nieguen a cooperar cuando les cortamos las uñas, aún así lo logramos.
Y lo mejor es que seguimos. No perfectas. No constantes. Pero presentes. Creadoras que siguen en movimiento, a su ritmo. Y si estás leyendo esto, tal vez tú también estás en una semana así. Una semana donde todo parece sencillo, pero no lo es. Una semana en la que, aunque parezca que no estás logrando nada, en realidad estás sosteniendo mucho.
No todo lo que hacemos se convierte en libro, ni en post, ni en camisa. A veces solo se convierte en experiencia. En recuerdo. En relato.
Esta entrada está inspirada en un video que subimos recientemente a nuestro canal de YouTube. Si quieres ver con tus propios ojos lo que aquí contamos con palabras, te invitamos a verlo. Puede que te rías, puede que te identifiques, puede que entiendas mejor este pequeño caos creativo que compartimos.
Y si te gusta lo que hacemos, no olvides suscribirte, dejarnos un me gusta y compartirlo con alguien a quien le gusten las historias simples, reales, imperfectas, pero hechas con cariño.
Gracias por estar aquí.
Y si llegaste hasta aquí, gracias por quedarte con nosotras en este pequeño recorrido. Esta entrada, como muchas otras, nace del deseo de no dejar pasar lo cotidiano sin nombrarlo. Porque ahí, en lo que parece mínimo, se esconden las semillas de lo que estamos construyendo.
A todas las personas que crean, que sueñan, que trabajan en silencio por algo que aún no se ve… este pedacito de historia es también para ustedes.
Que nunca se te olvide: no importa cuán lejos parezca tu meta, si aún sigues caminando, ya estás más cerca. Si algo vibra dentro de ti, aunque sea bajito, escúchalo. Ese es tu motor. Esa es tu voz. A veces el mundo no te aplaude, pero eso no significa que lo que haces no importe.
Sigue. Con dudas, con pausas, con días raros, con semanas caóticas. Pero sigue.
El sueño no se apaga porque tarde. Solo necesita que sigas sosteniéndolo un poco más.