Hemos pasado de ver cómo es la realidad que imaginamos a cómo se manifiesta. Aquellos que enseñan a amarte te dicen que tienes el síndrome del impostor, y es que cuando nos dirigimos a vivir en el mundo social, como al buscar empleo y empezar a ser parte de la sociedad, a los empleadores les molesta mi forma de ser. Quieren que hable más de mí y les explique mi situación. Solo me provoca decirles: "Si tanto quieres saber de mí, busca en lanarativadeya.com, y tendrás acceso a todo lo que soy y a mi forma de ser."
Se habrán perdido en lo que les estoy contando; esta es mi producción para narrar algo que me sucedió antes de ayer, es decir, el viernes. Como siempre, Angélica se desespera porque no hemos tenido resultados y las cosas se volvieron a dificultar. Entonces se puso a buscar empleo, y el mismo día que postuló al puesto, tuvo la primera entrevista telefónica, y la citaron al día siguiente a las 10 a.m. para una entrevista presencial.
Yo, no muy entusiasmada, la acompañé. Salimos a las 8:40 de casa porque nos tocaba caminar, ya que Google Maps decía que estaba a 40 minutos a pie. Llegamos a las 9:12 a.m., demasiado temprano, y en este otoño frío, donde todas las hojas ya están amarillas o rojas y las calles llenas de ellas, nos tocó esperar sentadas en un banco frente a la carretera mientras el tiempo pasaba. Angélica, un poco molesta por el tiempo que teníamos que esperar, y yo comenzamos a hablar y a decirnos que teníamos que lograr lo que emprendemos porque trabajar para otros no es lo nuestro.
Llegó el momento, y eran las 9:45. Angélica decidió ir a la entrevista con 15 minutos de anticipación, mientras yo esperaba en la parada de autobús, con el frío otoñal que hacía temblar mis pobres pies como si fuera Bambi. Mientras esperaba, veía a muchas personas pasar y entrar a las tiendas que estaban frente o al lado de donde yo estaba.
Parecían satisfechas yendo a trabajar por un sueldo pequeño, tomando clases mientras esperaban un autobús que pasa cada dos horas. Si lo pierden, tienen una falta en el colegio. Pero parecían cómodas, y me preguntaba cuánto tiempo les tomaba llegar a clases al final. Tanta determinación, ¿valía realmente la pena? Era su sueño, y por eso el esfuerzo.
Ese mismo día, en la tarde, el empleador escribió un correo diciendo que la candidatura de Angélica no había sido seleccionada, que seguirían buscando a alguien más.
Nos dimos cuenta de que cuando no eres lo que la sociedad busca, los empleadores se disgustan. Ellos esperan que les alabes, que te muestres disponible en todo momento y que estés dispuesta a todo por ese trabajo. Pero nosotras, llenas de sueños, siempre nos decimos que las únicas que pueden soportar eso son las personas que no han emprendido sus propios sueños. Solo buscamos un empleo que no interfiera con nuestra rutina de trabajo, para desarrollar nuestros sueños. Sin hijos ni pareja, creemos que tenemos todo el derecho de querer una vida tranquila y llena de logros.
En 2022, sufrimos al dar nuestro tiempo a muchos empleadores; algunos ni siquiera nos pagaron cuando decidimos renunciar, frustradas porque no quisimos continuar el empleo. Este viernes fue algo fuera de lo común para nosotras, lo que nos hizo reflexionar: vamos con calma y no perderemos más nuestro tiempo, que es demasiado valioso. A dos meses del Año Nuevo, estas hermanas quieren saber y ver de lo que son capaces.
Antes de terminar esta entrada, queremos aconsejarte y, a la vez, saber un poco de ti. Estos seis puntos pueden ayudarte a reflexionar sobre el equilibrio entre tus aspiraciones y lo que los empleadores esperan.
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¿Estás dispuesto a dar prioridad a tu autenticidad?
Como nosotras, te encuentras en un entorno laboral donde se espera que te adaptes, pero ¿hasta qué punto estás dispuesto a ceder tu esencia? ¿Crees que podrías mantener tu autenticidad en un ambiente que espera otra cosa de ti? -
¿Te sientes capaz de valorar tu tiempo y energía?
Es fácil dedicar tus horas a otros, pero ¿estás listo para asegurarte de que cualquier empleo no interfiera con tus proyectos personales? ¿Qué tan importante es para ti avanzar a tu propio ritmo, en vez de adaptarte a las demandas de otros? -
¿Cómo manejas la presión de cumplir con expectativas ajenas?
Los empleadores pueden exigir disponibilidad y obediencia absoluta, pero ¿cuánto estás dispuesto a comprometerte en ese aspecto? ¿Valoras más tus metas personales o el cumplimiento de lo que ellos esperan de ti? -
¿Tienes claro que tus sueños pueden coexistir con tus necesidades laborales?
Trabajar para otros puede ser útil, pero ¿qué tanto estás dispuesto a invertir tiempo en un empleo que no necesariamente apoya tus propios proyectos? Como nosotras, ¿crees que podrías encontrar una forma de trabajar que complemente tus metas? -
¿Estás dispuesto a soportar un ambiente laboral que no valore tu individualidad?
Nos dimos cuenta de que algunos empleadores no valoran las experiencias personales que traemos a la mesa. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a aceptar un entorno donde no reconocen tu potencial y quién eres realmente? -
¿Es el empleo que buscas compatible con tu visión de vida?
Tener un empleo que dé espacio a tus proyectos personales no siempre es fácil. ¿Estás dispuesto a esperar o a buscar una posición que te permita avanzar sin sacrificar tus propios sueños y logros?
Para cerrar, queremos despedirnos deseándote el mayor éxito en cualquier camino que elijas para tu vida. Que cada una de tus decisiones te lleve a la satisfacción y te aleje del arrepentimiento y la decepción. Gracias por dedicarnos tu tiempo al leer nuestro artículo y por reflexionar con nosotras. Agradecemos también el esfuerzo de responder a estas preguntas, que muestran cuán sincero eres contigo mismo y con tus deberes en la sociedad. ¡Te deseamos un futuro lleno de logros y autenticidad!
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