Angelique y yo, dos almas introvertidas y profundamente intrigantes, a menudo nos encontramos bajo los reflectores preguntándonos qué causa este fenómeno. ¿Son nuestros cabellos rizados, desbordantes de volumen natural, o tal vez nuestra herencia mestiza, una mezcla de sangre que despierta la curiosidad de los demás? Quizás sea nuestro estilo único y artístico, que cultivamos cuidadosamente para destacar en un mundo saturado de tendencias repetitivas y copias sociales.
Una mirada puede ser más intimidante que un arma de fuego; a veces, la curiosidad de la gente puede ser incómoda, e incluso molesta. Nunca hemos podido sostener la mirada de alguien por más de dos segundos. ¿Por qué? Bueno, la respuesta es evidente: somos analíticas y perspicaces, lo que nos lleva a prestar atención a los detalles de la cara de los demás, lo que puede incomodar a quienes nos rodean.
La mayoría de las veces, nuestras salidas se interrumpen por este tipo de miradas insistentes. Nos gustaría gritarles que dejen de vigilarnos; les aseguro que es doloroso para la cabeza tener que desviar la mirada para evitar la de alguien que no deja de mirar.
Si miramos a las personas, inevitablemente se sienten juzgadas, tal vez porque el juicio es lo primero que encontramos cuando nuestros ojos se cruzan. Sin embargo, no somos de aquellos que señalan los errores de los demás, ya que somos conscientes de que somos quienes cometemos más errores. Solo les pedimos que no nos miren con esa mirada molesta que nos hace sentir tan incómodas, porque nos pone terriblemente mal.
Protegerse de la mirada de los demás, especialmente de aquellos que son molestos, es una tarea difícil. Es repugnante tener la sensación de que alguien intenta apoderarse de ti con su mirada. El problema es que no es fácil salir de estas situaciones. A menudo, todo comienza con una simple mirada que poco a poco se vuelve intensa, hasta terminar siendo seguida y acosada, lo que nos llena de estrés.
- ¿Alguna vez te has sentido incómoda por la atención no deseada de los demás?
- Según tú, ¿qué causa más incomodidad: las miradas persistentes o los comentarios insensibles?
- ¿Cómo reaccionarías si sintieras que alguien te juzga únicamente por tu apariencia?
- ¿Alguna vez has sentido ganas de ser invisible para evitar las miradas indiscretas?
- ¿Qué estrategias encuentras útiles para protegerte de las atenciones no deseadas en lugares públicos?
- ¿Cómo crees que la confianza en uno mismo influye en la forma en que manejamos las miradas y la atención de los demás?
- ¿Piensas que la sociedad debería ser más consciente y respetuosa del espacio personal de los demás?
- ¿Qué opinas sobre la presión social para destacar en un mundo donde muchos siguen tendencias repetitivas?
- ¿Qué consejos le darías a alguien que se siente abrumado por la atención no deseada de los demás?
- ¿Crees que es posible cambiar la percepción que tienen las personas sobre la belleza y la apariencia física para reducir la incomodidad causada por la mirada fija?
Déjanos tus respuestas a estas preguntas en los comentarios. Nos encantaría escuchar tu punto de vista y aprender de tus experiencias. Tu voz es importante para nosotras y apreciamos cada pensamiento que compartes. Así que, tómate tu tiempo para reflexionar y comparte tus ideas con nosotras. Estamos aquí para escucharte y construir una comunidad donde cada persona pueda sentirse valorada y comprendida.
A continuación, compartimos una serie de consejos que hemos desarrollado a lo largo del tiempo para enfrentar la constante atención que recibimos de los demás.
Practicar la aceptación de uno mismo: aprende a aceptarte tal como eres, incluyendo tus rarezas y diferencias. Cuanto más te aceptes, menos te afectarán las opiniones de los demás. Sé que esto puede parecer difícil, pero con el tiempo descubrirás que amarte a ti misma es la mejor manera de fortalecer tu confianza interior. Este es un mantra para Angélica y para mí.
Desarrollar la confianza: trabaja en tu confianza y amor propio. Cuanto más segura te sientas contigo misma, menos te afectarán las opiniones de los demás. Es fácil confundir la aceptación de uno mismo con la confianza, pero la diferencia va más allá de lo superficial. La confianza implica no compararte con los demás o con tus logros, mientras que la aceptación de uno mismo consiste en reconocer tus capacidades y limitaciones, aceptando quién eres en su totalidad. Para nosotras, es algo que hemos desarrollado a lo largo del tiempo, y aunque ha sido difícil debido a las fluctuaciones que la acompañan, hemos aprendido a encontrar fuerza y aliento en el espejo, ya sea a través de nuestra vestimenta o simplemente siendo nosotras mismas. Al salir, es fácil que la confianza se vea cuestionada por la primera mirada o juicio de alguien más, pero entendemos mejor que nadie esta dualidad de la confianza, que puede estar presente y desaparecer en un instante.
Cambiar de enfoque: en lugar de preocuparte por lo que piensan los demás, concéntrate en tus propios objetivos y en lo que te hace feliz. Dirige tu energía hacia tus intereses y pasiones. Angélica dibujaba desde pequeña; siempre llevaba un lápiz y viejos cuadernos que no había usado en sus clases anteriores, esos que se piden y que al final nadie utiliza. Así fue como mi hermana desarrolló su enfoque en el dibujo y la pintura. Se contenta con un lápiz, un pincel o un crayón en la mano, ya sea un cuaderno de bocetos, una paleta de pintura o simplemente un lienzo. De todas las personas que conozco, y Dios sabe que son pocas, ella es la que mejor ha sabido concentrarse en lo que la hace feliz. Aunque eso no siempre la ha llevado por buenos caminos, ya que dejó dos trabajos que limitaban su creatividad, siempre optó por su pasión artística, despidiéndose de esas oportunidades laborales. Este es, por lo tanto, uno de los consejos más valiosos que podemos ofrecerte.
Practicar la respiración consciente: cuando te sientas abrumada por las miradas de los demás, toma unos momentos para respirar profundamente y calmarte. La respiración consciente puede ayudarte a reducir la ansiedad y recuperar el control. Creemos firmemente que suspirar ayuda a estabilizar el entorno y indica que te sientes abrumada. Cada vez que lo hacemos, algunas personas se distancian o se calman. Aunque algunos lo consideren descortés, cuando uno se siente sofocado, no creo que se deba pensar demasiado en ello.
Visualizar situaciones positivas: antes de enfrentarte a situaciones en las que sabes que serás observada, visualiza un resultado positivo. Imagina que te sientes segura, tranquila y feliz, y lleva contigo ese sentimiento. A veces, tendemos a pensar en las series o novelas que estamos viendo o leyendo en ese momento, recordando cómo los personajes superaron sus momentos incómodos. Así, las razones de los aspectos negativos desaparecen, dejando nuestra mente clara para no valorar lo que no atrae nuestra atención y no nos lleva por el camino positivo.
Establecer límites: si te sientes incómoda ante una atención no deseada, no dudes en establecer límites claros y comunicarlos con confianza. Puedes decir amablemente que prefieres no ser el centro de atención. A veces, basta con decirlo; algunos tienen el valor de exigir que cesen las miradas incómodas hacia ellos, mientras que otros de nosotras simplemente evitamos hablar del tema. Pero no es imposible; lo decimos porque ya lo hemos hecho. Una vez, encontramos insoportable mirar a un grupo de chicos reunidos con sus amigos y novias, así que dijimos en voz alta: "Salgamos de aquí, esto es muy incómodo." Las otras personas presentes notaron la razón y sus miradas se dirigieron hacia el grupo intenso y enojado, en lugar de hacia nosotras. A veces, alejarse también es una opción.
Buscar apoyo: encuentra amigos o miembros de la familia en quienes puedas confiar y habla sobre tus sentimientos. A veces, expresar lo que sientes puede ayudar a sentirte mejor y a encontrar soluciones juntas. Sabemos que puede ser difícil encontrar amigos con quienes puedas ser completamente tú misma. Muchos de nosotras hemos conocido a personas que consideramos amigas, pero que en realidad nos veían como alguien más para salir cuando sus verdaderos amigos no estaban. Sin embargo, una vez que tengas la oportunidad de hacer un amigo de confianza, alguien que no busque imponerte sus deseos, que respete tus puntos de vista y con quien puedas ser tú misma, las miradas de los demás aparecerán como una fuente de chocolate, algo que contemplar con orgullo y placer.
Practicar el desapego: aprende a desprenderte emocionalmente de las opiniones y puntos de vista de los demás. No olvides que la mayoría de las personas se preocupan más por sí mismas que por ti. No siempre estás en el centro de atención; todos tenemos problemas y experiencias. A veces, vemos el punto de vista de los demás a través del filtro de nuestras propias inseguridades y juicios. Sé que esto está relacionado con nuestros valores y cómo hemos sido criadas, pero no dejes que eso te defina únicamente en términos negativos. Lo digo basándome en nuestra experiencia personal.
Encontrar actividades que te hagan sentir segura: participa en actividades que te hagan sentir cómoda y segura, ya sea sola o en compañía de personas de confianza. Por ejemplo, solemos cantar y bailar para dejarse llevar por el ritmo y las letras. Desde que éramos niñas, hacemos karaoke y nos divertimos al máximo, olvidando la mayoría de nuestras incomodidades.
No olvides que eres única y valiosa: no dejes que las miradas de los demás te menosprecien o te hagan sentir insegura. Recuerda siempre tu valor y todo lo que tienes para ofrecer al mundo. Constantemente se lo decimos a los demás: "No olvides que eres lo más valioso y único en ti. Así que no te dejes llevar por las ondas negativas provocadas por las miradas de los demás sobre ti."
En conclusión, esperamos haber traído claridad y apoyo para ayudarte a sentirte más resguardada de las miradas intrusivas que pueden ser emocionalmente perturbadoras. Recordemos que la confianza en uno mismo es esencial para enfrentar estas situaciones.
P.D.: recuerda siempre que tu valor no depende de la percepción de los demás.
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